viernes, 14 de noviembre de 2008

Losantos, condenado de nuevo por la Justicia

Y es la quinta ocasión en que los jueces deciden que Jiménez Losantos se "pasa" varios pueblos en sus comentarios radiofónicos o escritos. Y luego no tiene el pudor de defender su mala baba: esta vez definió como "alegoría" ante la juez decir que los independentistas de ERC tenían armas en sus sedes y llamar a sus militantes "aprendices de asesinos". Parece flaquear su memoria, ya que fue Esquerra Republicana el partido que convenció a los terroristas de Terra lliure de deponer las armas e intentar conseguir su objetivo (que no por minoritario, ojo, es menos respetable que otros) de conseguir la independencia de "els Països Catalans". Ojalá ETA y su entorno tomaran una decisión parecida.


A lo que vamos. La jueza le ha condenado a pagar 60.000 €, las costas y a publicar el fallo en El Mundo. ERC ya ha anunciado que dedicará ese dinero a la promoción del catalán (toma castaña, Federico).

Hace ya varios años que circulaba por Internet una iniciativa de recogida de firmas, solicitando a la COPE el cese de su locutor estrella, por difamador, mamporrero dialéctico, trasnochado, guerracivilista, etc. Yo no dudé en firmar en su día, cuando era tan defendido por incluso amigos particulares míos, que decían que había que respetar todas las opiniones. Pero en algo se equivocaban: opinar no es insultar, no es mentir, no es tratar de humillar, no es arengar contra la diferencia... Hoy en día, mucha gente de derechas ya se avergüenza de sus excesos verbales o de pluma... literaria. Y si no, que se lo digan a Gallardón, a Zarzalejos (ex-director de ABC) y a Rajoy, por supuesto, blanco de sus últimas invectivas nada pero nada profesionales (el llamarle "maricomplejines", cuando sabe que hay un insistente rumor sobre la orientación sexual del presidente del PP).

En fin, que la justicia ha dictado sentencia, la quinta pero se esperan más. Siga Vd. así, don Federico, que después de encabronarnos tanto durante años ya era hora de que nos diera alguna alegría.

Foto: El País.

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